24 de diciembre de 2020

"...revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad...."

LA SAGRADA FAMILIA – Eclo 3, 2-6.12-14/Col 3, 12-21/Lc 2, 22-40

 

. "Crear "hogar" en definitiva «es crear familia; es aprender a sentirse unidos a los otros más allá de vínculos utilitarios o funcionales, unidos de tal manera que sintamos la vida un poco más humana. Crear hogares, "casas de comunión", es permitir que la profecía tome cuerpo y haga nuestras horas y días menos inhóspitos, menos indiferentes y anónimos. Es tejer lazos que se construyen con gestos sencillos, cotidianos y que todos podemos realizar. Un hogar necesita de la colaboración de todos. Nadie puede ser indiferente o ajeno, ya que cada uno es piedra necesaria en su construcción. Y eso implica pedirle al Señor que nos regale la gracia de aprender a tenernos paciencia, de aprender a perdonarse; aprender todos los días a volver a empezar… todas las veces que sean necesarias. Crear lazos fuertes exige de la confianza que se alimenta todos los días de la paciencia y el perdón. Y así se produce el milagro de experimentar que aquí se nace de nuevo (…) porque sentimos actuante la caricia de Dios que nos posibilita soñar el mundo más humano y, por tanto, más divino». (ChV, 217)

. La familia es esencial para construir el presente y el futuro. Pensar el mundo desde la familia es volver a humanizar la sociedad que las ideologías del "yo" han puesto al borde del abismo. Nuestro mundo debe pasar de construirse sobre "egos omnipotentes" y comenzar a pensar al ser humano en sus vínculos y relaciones; hacerlo no es quitar importancia a la libertad personal ni reducir sus derechos sino, por el contrario, cuidar de ellos integralmente. La persona es relación y, en la relación, el cuidado de la familia, de la amistad, creación… se encuentra a sí misma y puede crecer y robustecerse "llena sabiduría". 

. La familia humana, cristiana, basada en el amor y el respeto, sostenida por la Gracia del matrimonio, refuerza los vínculos de unión entre todos sus miembros, sostiene cada vida de cada uno en su etapa de crecimiento y madurez, se construye cada día con la aportación de todos, alimenta los sueños y las esperanzas… y lo hace desde la fidelidad de cada día, los gestos de ternura, el perdón, la vivencia y transmisión de la fe y de las virtudes y valores que iluminan la vida en todas las circunstancias.  La familia es auténtica escuela de vida en la que se aprende, por experiencia, a reconocer a Jesús en el otro, en cuantos nos rodean, especialmente los más necesitados, como Simón y Ana.  Formar, construir, cuidar la familia es un trabajo artesanal que vale la pena realizar por el bien de la persona y de la sociedad; una "preciosa joya" (S. J. Manyanet) del mundo que descubre en Nazaret el designio de Dios sobre ella.

. El papa Benedicto XVI en el EMF de Valencia, cuando se refirió a los abuelos como «un tesoro que no podemos arrebatarles a las nuevas generaciones». Y el Papa Francisco: «la falta de hijos, que provoca un envejecimiento de las poblaciones, junto con el abandono de los ancianos a una dolorosa soledad, es un modo sutil de expresar que todo termina con nosotros, que solo cuentan nuestros intereses individuales. Así, «objeto de descarte no es solo el alimento o los bienes superfluos, sino con frecuencia los mismos seres humanos». Vimos lo que sucedió con las personas mayores en algunos lugares del mundo a causa del coronavirus. No tenían que morir así».

. Los ancianos son un verdadero tesoro para la Iglesia y para la sociedad. En la tradición de la Iglesia hay todo un bagaje de sabiduría que siempre ha sido la base de una cultura de cercanía a los ancianos, una disposición al acompañamiento afectuoso y solidario en la parte final de la vida, cuidándolos, curándolos: "Porque la compasión hacia el padre no será olvidada".

. Y acabo con San Pablo que nos ofrece un programa perfecto de comunidad, que nosotros podemos aplicar a la familia: comprensión, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, perdón, agradecimiento, paz… Todas estas actitudes son la base de una vida en familia cristiana. Todas estas actitudes se pueden resumir en una única palabra: amor-Nazaret. Que así sea con la Gracia de Dios.

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