29 de abril de 2023

"Vida y vida abundante".

IV DOMINGO DE PASCUA-A- Hch 2, 14ª. 22-33 / 1 Pe 1,17-21 / Lc 24,13-35

 

Nos acercamos a la figura entrañable del Buen Pastor que Israel comprendía muy bien al ser la primera representación de Jesús en las catacumbas. La imagen de rebaño, en nuestra cultura urbana, queda lejana.  Algunos enseguida dicen que no desean ser comparados con una masa indiferenciada que sigue a quien va delante, sin criterio personal.

 

Pero el evangelio subraya otros aspectos: Él nos conoce y nos llama por el propio nombre… no le somos indiferentes…. No somos un número, un código o una etiqueta… únicos no seres anónimos y grises; las "ovejas" de Jesús gozan de plena libertad para "entrar y salir libremente" …

 

Además, le siguen "porque conocen su voz" y esto requiere familiaridad con Jesús, confianza y esto solo se consigue escuchando su Palabra, guardándola en el corazón, experimentado su presencia en la Eucaristía, en el compromiso… esto permite distinguir su voz de tantas otras voces que "matan y destruyen" … Él quiere que tengamos vida y la tengamos en abundancia y esto es  "Vivir en el Padre", pues solo Dios puede saciar nuestro corazón, nuestros anhelos; solo Él permanece cuando todo falla; consuela en las lágrimas y el dolor.

 

Jesús es el Pastor verdadero que no actuó nunca como un jefe dedicado a dirigir, gobernar o controlar. Lo suyo había sido «dar vida», curar, perdonar. No había hecho sino «entregarse», desvivirse, terminar crucificado dando la vida por las ovejas. El que no es verdadero pastor, piensa en sí mismo, «abandona las ovejas», evita los problemas y «huye».

 

El amor de Jesús por la humanidad no tiene límites, ama a todos sin excepción compartiendo su propia vida con las ovejas. Jesús nos conoce y nos ama a todos tal como somos. Solo desde esta cercanía, desde esta comunión de corazón, el Pastor bueno, verdadero comparte su vida con las ovejas tratándolas siempre con cuidado y amor. Los discípulos reconocen la voz del Señor en medio de otras voces… capacidad de discernir respecto a otras voces… le sigue, se fía de él…

 

Además, el Buen Pastor es la Puerta, el camino Justo para llegar a Dios y a los hermanos, para vivir en Dios y dar la vida por los otros. Entrar por la puerta es identificarse con Cristo, empaparse de sus sentimientos y actitudes, vivir los valores del Evangelio, alejarnos de la autorreferencialidad que no lleva a ningún sitio. Antes "andábamos errantes como ovejas" dice San Pedro, pero ahora "os habéis convertido al Pastor y guardián de vuestras almas" y esto nos lleva a hacer el bien…

 

. Del Mensaje de la 59 JMO Vocaciones: "Llamados a edificar la familia humana":

"Esta es la dinámica de toda vocación: somos alcanzados por la mirada de Dios, que nos llama. La vocación, como la santidad, no es una experiencia extraordinaria reservada a unos pocos. Así como existe la "santidad de la puerta de al lado", también la vocación es para todos, porque Dios nos mira y nos llama a todos. Toda vocación en la Iglesia, y en sentido amplio también en la sociedad, contribuye a un objetivo común… Sacerdotes, consagradas, consagrados y fieles laicos caminamos y trabajamos juntos para testimoniar que una gran familia unida en el amor no es una utopía, sino el propósito para el que Dios nos ha creado" (Papa Francisco)..

22 de abril de 2023

"Quédate con nosotros..."

III DOMINGO DE PASCUA -A- Hech 2,14.22-28/1 Pe 1,17-21/Lc24,13

. Una catequesis sobre la Eucaristía: el camino es la liturgia de la Palabra; la cena,  la liturgia eucarística que acaba con el anuncio de que Cristo está vivo.

 

. Los dos discípulos se marchan, huyen de Jerusalén el mismo domingo… camino de Emaús. Se encuentran desilusionados, decepcionados, hablan, dialogan, caminan… y Jesús se hace presente y, como en todas las apariciones, ellos no le reconocen y le llaman "forastero" … Esperábamos, creíamos, sonábamos… pero todo acabó.  Dios les ha decepcionado… la fe pasa siempre por dudas, crisis, dificultades, se alejan de la comunidad…   pero todo ello nos posibilita salir más fuertes…

 

. Jesús, ese "forastero que parece que no se ha enterado de nada de lo sucedido", se acerca, escucha, acompaña, camina con ellos y también explica las Escrituras…. Hasta que llegado el momento recibe una invitación que muestra que se ha generado un clima de confianza: "Quédate…".  Podríamos decir que se dejan "recatar por Jesús", desde su propia libertad y decisión: "Quédate".

 

. De alguna manera ellos, como nosotros, necesitan una experiencia propia, no les basta la experiencia de los demás; piden que Jesús se quede, les acompañe en su propio camino. Y le reconocen en la fracción del pan. Sus corazones se abren, reconocen sus sentimientos: "¿No ardía nuestro corazón…?". Siempre hay un gesto, una luz, un detalle, una caricia que nos toca, nos sostiene y anima.

 

. Y entonces, se olvidan del cansancio y vuelven a Jerusalén donde están los apóstoles reunidos… tienen necesidad de compartir, de ensanchar el corazón, del encuentro con los demás porque han sido encontrados por Cristo y este encuentro les ha hecho salir de sus temores, de sus miedos y angustias. Y este es nuestro anuncio: el Señor viene a nuestro encuentro. El viene con respeto y amor, como el don más hermoso para compartir. Jesús habita más en nosotros cada vez que lo anunciamos. Cuando se encuentra a Jesús, ningún obstáculo puede impedirnos anunciarlo. En cambio, si nos guardamos solo para nosotros su alegría, tal vez sea porque todavía no lo hemos encontrado de verdad.

 

. Encender una luz en la oscuridad, vencer el miedo y el desánimo, vivir sin rendirnos jamás, mantener viva la esperanza… Jesús nos acompaña en el camino, se hace el encontradizo, nos recuerda una lección permanente: la Luz pasa por la cruz, la Luz ilumina las cruces y las oscuridades, la Luz nos permite reconocer al otro en sus palabras, en sus gestos…  la Luz se manifiesta también en la comunidad que celebra, parte y comparte la Palabra y el Pan y esto es la Iglesia.

 

. "Si recuperas el primer amor, el asombro y la alegría del encuentro con Dios, irás hacia adelante. Recuerda y camina", dijo el Papa Francisco en la homilía de la Vigilia Pascual. Y es verdad que cuando vivimos la experiencia de encuentro con el Señor u otra experiencia positiva de encuentro con las personas esto siempre nos anima, sentimos una mirada nueva sobre la realidad, el mundo, el futuro.  Por eso es tan importante el encuentro fraterno que nos abre a nuevos horizontes de vida. Pidamos al Señor el don de reconocerlo y anunciarlo a los hermanos. Que así sea con la Gracia de Dios.