29 de julio de 2022

"Necio, esta noche te van a reclamar el alma..."

DOMINGO XVIII TO -C- 2 Rey 5,14-17/2 Tim 2,8-13/Lc 17,11-19 - II

 

Nadie duda de que los bienes no aseguran la vida… es algo evidente y que la experiencia nos muestra cada día.  Por eso la parábola va más allá de esta constatación y nos enseña que la cuestión de fondo es que el rico piensa que puede hacerse y ser autosuficiente en todo, incluso en su propia vida.  Y esto es un tremendo error.

Quien reúne tesoros "para sí mismo", quien se cree "el centro absoluto de la vida"; quien se mueve con la ambición y la vanidad de poseer solo para sí mismo… acabará en el vacío y la nada porque todo lo que no se da, se comparte… se pierde en el olvido.

 

Jesús siempre recuerda el valor de las cosas en su justa medida y, por ello, la libertad frente a esas mismas cosas a las que no hemos de dar el corazón. Son medios para vivir dignamente y compartir.  Cuando se convierten en algo absoluto, en idolatría y se busca solo poseer más, acumular, almacenar… pierden su sentido de "medios" que nos ayudan a ser mejores personas, a humanizar nuestras relaciones.  Al "necio, que.  vive con honores, pero sin entendimiento" (Salmo 49, 20), Jesús recuerda: "esta noche te exigirán la vida ¿Y lo que has conseguido de quién será?". 

Siguiendo el consejo de Pablo a los Colosenses, no nos dejemos engañar. Cada día podemos hacer un cierto esfuerzo por ir despojándonos de la vieja condición humana, para avanzar en una vida nueva, revestidos a imagen de Cristo. Él, siendo rico, sí que se hizo pobre para hacerse como nosotros, acercarse a nosotros, y darse totalmente para abrirnos a la vida plena y verdadera. Por ello no renunciemos a las cosas importantes: las relaciones humanas, la familia, la amistad, la solidaridad, etc.  hacerlo es vivir con autenticidad, libres de la siempre presente tentación de la "vanidad" o la mera apariencia.

Hay personas que logran encarnar estos valores irrenunciables. Hoy quiero recordar a san Ignacio de Loyola, cuya memoria litúrgica se celebra el día 31, mañana, coincidiendo este año con la conclusión de la celebración de los 500 años de su conversión. Herido de bala en la defensa de Navarra se dedicó a la lectura de la Vida de Cristo y de los santos (no tenía libros de caballería que eran los que le gustaban). Vivió una experiencia transformadora que le hizo ver de un modo nuevo la vida. Fracasó en sus planes de este mundo (noble, caballero, poder, riquezas, gloria…) y los cambió por sueños más grandes centrados en Dios, no en él…

Cerca de Manresa, camino de Barcelona para ir a Jerusalén, tras confesarse y cambiar de indumentaria en Montserrat, se consagró a la Virgen. En Manresa visita los enfermos, pide a las puertas de las Iglesias, se dedica a la oración y escribe los Ejercicios Espirituales que tanto han influido en la historia de la espiritualidad hasta el día de hoy.  Ignacio peregrino, no busca la seguridad en los bienes, descubre a Dios en las criaturas. Estudia teología en Alcalá, Salamanca, París y Roma; funda la Compañía de Jesús…  Muere el 31 de julio de 1556.

 

Algunas de sus frases:

. "El examen de conciencia es siempre el medio mejor para cuidar el alma"

. "Quien evita la tentación evita el pecado"

. "En todo amar y servir"

. "Todo para mayor gloria de Dios. AMDG". 

22 de julio de 2022

"Padre nuestro..."

. XVII TO – C- Gén 18, 20-21.23-32 /Col 2, 12-14 /Lc 11, 1-13 -III

 

.  Después de las enseñanzas de Jesús sobre la misericordia (el Buen samaritano), la escucha (Marta y María) hoy nos enseña el valor de la oración. La petición nace de los discípulos: "Ensénanos a orar"; ellos al ver en tantas ocasiones al Señor en oración, que suarda ese momento esencial para alimentar su relación con Dios Padre:  en el desierto, en la noche, la madrugada… sienten la necesidad de practicar lo que Él mismo experimenta en su persona: esa relación de filial confianza con Dios a quien llama: Padre-Abba.…

 

. Jesús les responde enseñándoles el Padre nuestro que es como una síntesis del evangelio, un compendio de sus enseñanzas: se reconoce la paternidad universal de Dios y  su Santidad, se pide la venida del Reino y la capacidad de aceptar su voluntad como norma suprema de la vida  y del mundo; que no nos falte  el fruto del trabajo diario para sustentar nuestra vida en la justicia, que haya en cada uno  y en la relación con los demás un espíritu de permanente reconciliación, que tengamos la fuerza para luchar y no caer en la tentación de mil formas nos acecha  para no aceptar su paternidad y nuestra filiación y, con cuánta  fuerza y perseverancia pedimos, que nos libre de todo mal.

 

. En nuestra debilidad humana el Espíritu es la fuerza para reconocernos hijos de Dios y hermanos, para interceder unos por otros… El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad para no desfallecer en la oración, en la intercesión por todos (como Abraham), en la acción de gracias en todo momento. Dios nos proveerá ‒a su modo‒ lo que le pedimos, nos dará ‒a su modo‒ lo que buscamos y nos abrirá ‒a su modo‒ las puertas de su Reino de Amor.

. Santo Tomás de Aquino, en su comentario al padrenuestro, nos dice que el padrenuestro es la oración principal porque es la que nos enseñó el propio Jesucristo. En ella se dan de manera perfecta las cinco cualidades que deben existir en toda oración: Confianza en Dios, a quien podemos dirigirnos como Padre gracias a Jesucristo; rectitud, pues nos indica qué es lo que debemos pedir a Dios; orden, al referirse a lo que es fundamental; devoción verdadera, que brota de la caridad perfecta hacia Dios y el prójimo y humildad, al reconocernos necesitados de Dios.

. En este domingo la Iglesia, a las puertas de la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús, celebra la II Jornada Mundial de los abuelos y de los mayores, bajo el lema: "En la vejez seguirán dando frutos". Instituida por el Papa Francisco, es una ocasión extraordinaria para recordar que «la ancianidad no es un tiempo inútil en el que nos hacemos a un lado», sino que «es una estación para seguir dando frutos». Como recoge el mensaje del Pontífice para este día, en nuestra «cultura del descarte» conviven la tentación de «exorcizar la vejez escondiendo las arrugas y fingiendo que somos siempre jóvenes» con la de vivir «sin ilusión», resignados. Pero la «larga vida» es «una bendición», asevera, y «los ancianos no son parias de los que hay que tomar distancia», sino verdaderos «signos vivientes de la bondad de Dios que concede vida en abundancia». 

. En primera persona, a sus 85 años de edad y con grandes dolores de rodilla que no le impiden viajar a Canadá para encontrarse con los pueblos indígenas, el Papa alienta a llevar «una ancianidad activa», con una especial preocupación por la relación con Dios y con los demás, y así a ser partícipes de la «revolución de la ternura». Igual que en otras ocasiones, subraya que no nos salvaremos solos y que no hay realización posible en el enfrentamiento, incidiendo en que los mayores supieron hacerse cargo de los demás y en que deben «ser maestros de una forma de vivir pacífica y atenta con los más débiles». Es esa revolución del cuidado y de la ternura que tantas veces nos recuerda. Que así sea con la Gracia de Dios. 

15 de julio de 2022

"Marta, Marta..."

. El Evangelio de hoy nos recuerda, que la sabiduría del corazón reside precisamente en saber conjugar estos dos elementos: la contemplación y la acción. Marta y María conviven en nosotros de forma inseparable. Si queremos disfrutar de la vida con alegría, debemos aunar estas dos actitudes: por un lado, el "estar a los pies" de Jesús, para escucharlo mientras nos revela el secreto de cada cosa; por otro, ser diligentes y estar listos para la hospitalidad, cuando Él pasa y llama a nuestra puerta, con el rostro un amigo que necesita un momento de descanso y fraternidad.

. María se pone a los pies de Jesús. San Lucas muestra la actitud orante del creyente, que sabe cómo permanecer en la presencia del Maestro para escucharlo y estar en sintonía con Él. Se trata de hacer una parada durante el día, de recogerse en silencio, unos minutos, para dejar espacio al Señor que "pasa" y encontrar el valor de quedarse un poco "separado" con Él, para volver luego, con serenidad y eficacia, a las cosas cotidianas. Elogiando el comportamiento de María, que "eligió la parte buena" (v. 42), Jesús parece repetirnos a cada uno de nosotros: "No te dejes llevar por las cosas que hacer; escucha antes que nada la voz del Señor, para desempeñar bien las tareas que la vida te asigna".

.  Marta, dice, San Lucas, que fue la que hospedó a Jesús (ver el versículo 38). Tal vez Marta era la mayor de las dos hermanas, no lo sabemos, pero ciertamente tenía el carisma de la hospitalidad. Efectivamente, mientras María escucha a Jesús, ella está totalmente ocupada con otros quehaceres. Por eso, Jesús le dice: "Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas" (v. 41). Con estas palabras, no pretende condenar la actitud del servicio, sino más bien la ansiedad con la que a veces se vive. También nosotros compartimos las preocupaciones de santa Marta y, siguiendo su ejemplo, nos proponemos asegurarnos de que, en nuestras familias y en nuestras comunidades, vivamos el sentido de aceptación, de fraternidad, para que todos puedan sentirse "como en casa", especialmente los pequeños y los pobres cuando llaman a la puerta. La hospitalidad fomenta las buenas relaciones, y la hospitalidad al estilo de Abrahán y Sara, ofrece una perspectiva bíblica de que las relaciones y el compartir van juntas, como acogida y comida van de la mano.

. Todo ser necesita la atención del amor, amasada con las actitudes de Marta y María, como lo hicieron con Cristo. Cuando así se actúa, el discípulo siente y vive la paz y la calma interior, y experimenta el valor del amor oblativo, gratuito. En este sentido, no es que Jesús quiera patrocinar la pereza de María. Tampoco quiere despreciar el esfuerzo de Marta en el cumplimiento de los deberes domésticos. Pero Jesús sí quiere señalar unas prioridades y distingue entre lo importante y lo urgente. Lo que estaba haciendo María era 'escuchar lo que él decía'. Muchas veces nuestro activismo no nos da tiempo para sentarnos a escuchar al maestro en un rato de oración, o para escuchar a los demás, en ocasiones  tenemos cosas que decir, pero no las decimos porque no vemos disposición en los demás para sentarse, tranquilamente, a 'perder' un poco de tiempo escuchando a los demás o a Dios.

. También hoy sigue siendo válido este binomio y este canto a la amistad. Por lo general, cuando las personas compartimos mesa y mantel y además disfrutamos de tiempo de esparcimiento o entretenimiento, alcanzamos a entendernos y apreciarnos más. A menudo, las buenas relaciones, laborales y de comunicación efectiva, dan frutos propios de amistad y hospitalidad. Comida, familia, amistad, diálogo y fraternidad, fiesta y comunión han de ir de la mano.

. Terminamos recordando a santa Teresa que decía: "nada te turbe...quien a Dios tiene nada le falta", pero también: "entre pucheros anda Dios". Escucha a Dios y a los hermanos, oración y acción. Que así sea con la Gracia de Dios. 

1 de julio de 2022

"Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo"

Domingo XIV TO -C-  Is 66, 10-14 / Gál 6,14-18 / Lc 10, 1-12.17-20

Las lecturas que hemos escuchado nos sugieren tres elementos que definen la misión de quien es enviado: la oración, la cruz, la alegría.

1. La oración. En el Evangelio hemos escuchado: «Rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies» (Lc 10,2). Los obreros para la mies no son elegidos mediante campañas publicitarias o llamadas al servicio de la generosidad, sino que son «elegidos» y «mandados» por Dios. Él es quien elige, Él es quien manda, Él es quien encomienda la misión. Por eso es importante la oración. La Iglesia la formamos todos los creyentes, la comunidad, pero no es nuestra, es de Dios. El campo a cultivar es suyo. Así pues, la misión es sobre todo gracia. Por eso, en la oración está la luz y la fuerza de la misma. Nuestra misión pierde su fecundidad, se apaga, en el mismo momento en que se interrumpe la conexión con la fuente que es el Señor.

Si miramos a Jesús, vemos que la víspera de cada decisión importante, se recogía en oración intensa y prolongada. Nos enseña a cultivar la dimensión contemplativa, incluso en medio de los compromisos más urgentes y duros. Cuanto más hagamos, más unido ha de estar el corazón a Cristo, lleno de amor. ¡Aquí reside el secreto de la fecundidad pastoral! Jesús manda a los suyos sin «talega, ni alforja, ni sandalias» (Lc 10,4). La difusión del Evangelio no está asegurada ni por el número de personas, ni por el prestigio de la institución, ni por la cantidad de recursos disponibles. Lo que cuenta es estar llenos del amor de Cristo. Recuerda el Papa que, en un encuentro de formadores, uno de ellos le dijo: "la evangelización se hace de rodillas". Y es verdad: sin la relación constante con Dios la misión se convierte en función.

2. El segundo punto de referencia de la misión es la cruz de Cristo. San Pablo, escribiendo a los Gálatas, dice: "Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" (6,14). Y habla de las "marcas", "tatuajes", de las llagas de Cristo Crucificado, como la señal distintiva de su existencia de Apóstol del Evangelio. En su ministerio, Pablo ha experimentado el sufrimiento, la debilidad y la derrota, pero también la alegría y la consolación. He aquí el misterio pascual de Jesús: misterio de muerte y resurrección. En la hora de la oscuridad, en la hora de la prueba está ya presente y activa el alba de la luz y de la salvación.  La fecundidad pastoral, la fecundidad del anuncio del Evangelio no procede ni del éxito ni del fracaso según los criterios de valoración humana, sino de conformarse con la lógica de la Cruz de Jesús, que es la lógica del salir de sí mismos y darse, la lógica del amor.

3. Y, por último, la alegría de la consolación. El profeta Isaías se dirige a un pueblo que ha atravesado el periodo oscuro del exilio, ha sufrido una prueba muy dura; pero ahora, para Jerusalén, ha llegado el tiempo de la consolación; la tristeza y el miedo deben dejar paso a la alegría: «Festejad… gozad… alegraos», dice el Profeta (66,10). Es una gran invitación a la alegría, porque el Señor hará derivar hacia la santa Ciudad y sus habitantes un «torrente» de ternura materna: «Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán» (v. 12).  «Como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo» (v. 13).

Estamos llamados a ser portadores de este mensaje de esperanza que da serenidad y alegría: la consolación de Dios, su ternura para con todos. Pero sólo podremos ser portadores si nosotros experimentamos antes la alegría de ser consolados por Él, de ser amados por Él. Esto es importante para que nuestra misión sea fecunda: sentir la consolación de Dios en la oración y transmitirla, también en los momentos de cruz.  La gente de hoy tiene necesidad ciertamente de palabras, pero sobre todo tiene necesidad de que demos testimonio de la misericordia, la ternura del Señor, que enardece el corazón, despierta la esperanza, atrae hacia el bien. Que así sea con la Gracia de Dios.