15 de julio de 2022

"Marta, Marta..."

. El Evangelio de hoy nos recuerda, que la sabiduría del corazón reside precisamente en saber conjugar estos dos elementos: la contemplación y la acción. Marta y María conviven en nosotros de forma inseparable. Si queremos disfrutar de la vida con alegría, debemos aunar estas dos actitudes: por un lado, el "estar a los pies" de Jesús, para escucharlo mientras nos revela el secreto de cada cosa; por otro, ser diligentes y estar listos para la hospitalidad, cuando Él pasa y llama a nuestra puerta, con el rostro un amigo que necesita un momento de descanso y fraternidad.

. María se pone a los pies de Jesús. San Lucas muestra la actitud orante del creyente, que sabe cómo permanecer en la presencia del Maestro para escucharlo y estar en sintonía con Él. Se trata de hacer una parada durante el día, de recogerse en silencio, unos minutos, para dejar espacio al Señor que "pasa" y encontrar el valor de quedarse un poco "separado" con Él, para volver luego, con serenidad y eficacia, a las cosas cotidianas. Elogiando el comportamiento de María, que "eligió la parte buena" (v. 42), Jesús parece repetirnos a cada uno de nosotros: "No te dejes llevar por las cosas que hacer; escucha antes que nada la voz del Señor, para desempeñar bien las tareas que la vida te asigna".

.  Marta, dice, San Lucas, que fue la que hospedó a Jesús (ver el versículo 38). Tal vez Marta era la mayor de las dos hermanas, no lo sabemos, pero ciertamente tenía el carisma de la hospitalidad. Efectivamente, mientras María escucha a Jesús, ella está totalmente ocupada con otros quehaceres. Por eso, Jesús le dice: "Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas" (v. 41). Con estas palabras, no pretende condenar la actitud del servicio, sino más bien la ansiedad con la que a veces se vive. También nosotros compartimos las preocupaciones de santa Marta y, siguiendo su ejemplo, nos proponemos asegurarnos de que, en nuestras familias y en nuestras comunidades, vivamos el sentido de aceptación, de fraternidad, para que todos puedan sentirse "como en casa", especialmente los pequeños y los pobres cuando llaman a la puerta. La hospitalidad fomenta las buenas relaciones, y la hospitalidad al estilo de Abrahán y Sara, ofrece una perspectiva bíblica de que las relaciones y el compartir van juntas, como acogida y comida van de la mano.

. Todo ser necesita la atención del amor, amasada con las actitudes de Marta y María, como lo hicieron con Cristo. Cuando así se actúa, el discípulo siente y vive la paz y la calma interior, y experimenta el valor del amor oblativo, gratuito. En este sentido, no es que Jesús quiera patrocinar la pereza de María. Tampoco quiere despreciar el esfuerzo de Marta en el cumplimiento de los deberes domésticos. Pero Jesús sí quiere señalar unas prioridades y distingue entre lo importante y lo urgente. Lo que estaba haciendo María era 'escuchar lo que él decía'. Muchas veces nuestro activismo no nos da tiempo para sentarnos a escuchar al maestro en un rato de oración, o para escuchar a los demás, en ocasiones  tenemos cosas que decir, pero no las decimos porque no vemos disposición en los demás para sentarse, tranquilamente, a 'perder' un poco de tiempo escuchando a los demás o a Dios.

. También hoy sigue siendo válido este binomio y este canto a la amistad. Por lo general, cuando las personas compartimos mesa y mantel y además disfrutamos de tiempo de esparcimiento o entretenimiento, alcanzamos a entendernos y apreciarnos más. A menudo, las buenas relaciones, laborales y de comunicación efectiva, dan frutos propios de amistad y hospitalidad. Comida, familia, amistad, diálogo y fraternidad, fiesta y comunión han de ir de la mano.

. Terminamos recordando a santa Teresa que decía: "nada te turbe...quien a Dios tiene nada le falta", pero también: "entre pucheros anda Dios". Escucha a Dios y a los hermanos, oración y acción. Que así sea con la Gracia de Dios. 

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