31 de diciembre de 2020

"Encontraron a María y a José y al niño acostado..."

SANTA MARÍA MADRE DE DIOS - Nm 6, 22-27 / Gal 4, 4-7 / Lc 2, 16-21

. Qué seguridad nos da comenzar el año escuchando la fórmula de Bendición que Dios enseña a Moisés. Es la "bendición sacerdotal" con la que Aarón y sus hijos han de bendecir al pueblo de Israel en nombre de Dios. Esta bendición es todo un compromiso divino de cercanía y providencia, de protección, iluminando su Rostro sobre nosotros, "sobre ti, en ti".  Invoquemos con fe el Nombre de Dios, como lo hacía Israel, empezando el año con buen pie en la tierra firme del amor de Dios y del amor a Dios.

. El evangelio que proclamamos en esta Solemnidad es la continuación de aquel de la Misa de Nochebuena. Entonces, a los pastores se les anunció el nacimiento del Salvador: "Hoy en la ciudad de David os ha nacido el Salvador", y ahora, estos pastores, van corriendo a comprobarlo y: "encontraron a María y a José y al Niño acostado en el pesebre". Se admiran de lo "que han visto y oído" y lo cuentan y comunican a todos, mientras María, por su parte, "guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón".   

. La Navidad acontece en el corazón de aquel que tiene ojos grandes, para admirar y dejarse seducir a la vez, por tan humilde y sublime Presencia. María interioriza este Misterio inefable y lo tamiza a la luz de Dios que habla en el corazón, verdadero pesebre, donde el Emmanuel quiere encontrar sitio y recostarse, quedarse. En María, la Virgen contemplativa, está la clave para vivir la Navidad como misterio permanente de la Presencia y acción de Dios en nuestra vida.

. El evangelio termina señalando el hecho trascendental que acontecía en las casas hebreas a los ocho días del nacimiento de un niño: su circuncisión, el signo de pertenencia al pueblo de Israel, y la imposición del nombre que determinaría la misión de la criatura durante toda su vida. Siguiendo las indicaciones dadas por el ángel, el Niño es llamado "Jesús": "Dios salva, Salvador". Esa será su misión, salvar y reconciliarnos con Dios; para eso "ha puesto su tienda entre nosotros".

. En este día se celebra la 54ª Jornada Mundial de la Paz. El Papa Francisco en su Mensaje titulado: "La cultura del cuidado como camino de la paz", recuerda que "para erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación, que suele prevalecer hoy en día", es muy importante proponer la educación para el cuidado mutuo que "nace en la familia, núcleo natural y fundamental de la sociedad, donde se aprende a vivir en relación y en respeto mutuo. Sin embargo, es necesario poner a la familia en condiciones de cumplir esta tarea vital e indispensable".

.  Y añade que, en este tiempo, "en el que la barca de la humanidad, sacudida por la tempestad de la crisis, avanza con dificultad en busca de un horizonte más tranquilo y sereno, el timón de la dignidad de la persona humana y la 'brújula' de los principios sociales fundamentales, pueden permitirnos navegar con un rumbo seguro y común", para 'formar una comunidad compuesta de hermanos que se acogen recíprocamente y se preocupan los unos de los otros'". No cedamos a la tentación de desinteresarnos de los demás; de construir sobre "egos omnipotentes"; no nos acostumbremos a desviar la mirada del otro; hagamos el esfuerzo de intentar construir cada día una comunidad de hermanos que se acogen, se respetan, se cuidan y quieren.

. Como nos ha recordado S. Pablo, en el misterio de su Hijo "nacido de una Mujer", en nuestra carne para salvarla, y nacido "bajo la Ley" inaugurando el tiempo de la gracia, Dios nos ha hecho sus hijos de adopción, enviándonos el mismo Espíritu de su Hijo "que clama Abba".   Gracias al misterio de la maternidad divina de María, Dios nos ha hecho partícipes en la filiación de su Hijo al modo de adopción.  En Cristo nos perdona, nos hace "hijos" y "herederos" como el Hijo. Esa ha sido su amorosa voluntad para con nosotros. Amén. 

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