5 de enero de 2022

"Levántate... porque llega tu luz"

2022. EPIFANÍA –Is 60, 1-6/Ef 3,2-3a.4-6/Mt 2, 1-12-C-

. Epifanía es la fiesta de la luz, la luz de Cristo, que es el sol que alumbra nuestras vidas. Ya Isaías anunciaba la salvación de Dios bajo la imagen de la luz: "llega la luz, la gloria del Señor amanece sobre ti¨"; "sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti"; y los pueblos "caminarán a tu luz". Nuestra actitud de acogida del misterio de Navidad debe ser una apertura a la luz. Es el misterio de la iluminación. En la bendición final de la eucaristía se nos recuerda: "Dios os llamó de las tinieblas a su luz admirable y que podamos encontrarnos al final de la vida con Cristo luz de luz".

. La Luz que es el Señor Jesucristo hoy se nos ofrece a todos. También hoy las tinieblas cubren la tierra de no pocos corazones humanos, zarandeados y angustiados por la zozobra de un futuro incierto. Quizás cada uno de nosotros, los que ahora leemos esta reflexión, también tenemos en las honduras del ser nuestros recovecos personales de oscuridad: desconfianza, temores, egoísmos recalcitrantes, tristeza de origen difuso, insatisfacciones inconfesables, salud quebrada, metas que se han ido desplazando… Él, el Dios cercano y ofrecido al mundo, a todos nos regala la Luz que encierra su misterio de entrega, de vida que no acaba, de plenitud que enciende resplandores de firme esperanza.

 

. Acoger y adorar, como los magos, esta Luz, nos llama y exige a ser también nosotros luz, ser una estrella que guíe hacia el misterio de Dios. Para ello, para ser hoy "su estrella" debemos seguir siendo buscadores de sentido, siempre impulsados a más allá de nuestros logros y consecuciones de lo inmediato; debemos seguir siendo oferta de amor a toda persona, desde el respeto, la justicia, la honradez y la paz sean tareas iniciadas y construidas cada día, por un mundo más fraterno; debemos seguir siendo manantial de esperanza, en la certeza  de que nadie se perderá; de que la vida, tan frágil y vulnerable, está en buenas manos; debemos seguir siendo adoradores extasiados de su grandeza manifestada en nuestra propia pequeñez; aquellos que viven siempre orientados hacia Él, el que inicia y completa nuestra fe, el que nos hace ser un cántico de alabanza para gloria de su nombre. Para ser hoy su estrella deberemos seguir siendo sus testigos, sin complejos ni prepotencias.

. El texto del evangelio de hoy tiene una finalidad global: Jesús es el Mesías, Ungido de Dios, rechazado por los judíos y aceptado por los paganos. El reino de Dios está abierto a todos los pueblos.  Dios quiere la salvación de todos. Los magos son, de alguna manera, "las primicias de las naciones que acogen, por la Encarnación, la Buena Nueva de la salvación" (Catecismo, n. 528).  Los magos se ponen en camino, buscan la luz y la verdad, pero no forman parte del pueblo elegido. La estrella nos abre al universalismo mesiánico por el que "los gentiles son coherederos, miembros de un mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo" (2ª Lectura).

. Benedicto XVI escribía: "Queda la idea decisiva: los sabios de Oriente son un inicio, representan a la humanidad cuando emprende el camino hacia Cristo, inaugurando una procesión que recorre toda la historia. No representan únicamente a las personas que han encontrado ya la vía que conduce hasta Cristo. Representan el anhelo interior del espíritu humano, la marcha de las religiones y de la razón humana al encuentro de Cristo". Que así sea con la Gracia de Dios.

No hay comentarios: