21 de enero de 2022

"La alegría del Señor es nuestra fortaleza"

III DOMINGO TO -C- Ne 8, 2-10/1 Co 12, 12-30/Lc 1, 4; 4, 14-21

 

. Estamos en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, hasta el día 25 con el lema, «Hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo» (cf. Mt 2, 2). Un texto bíblico que se inspira en la visita de los Reyes Magos al Rey recién nacido en Belén. Todos los que confesamos a Jesús como Señor, debemos reconocer que vivir y comunicar la Buena Noticia de Jesús no es fácil. Y que, además, querer conseguirlo solos, cada uno por su lado es imposible (Una tendencia humana que, probablemente nuestra sociedad, tiende a fomentar, alimentando el individualismo). Por eso es importante que nos fijemos en lo que escribía Pablo a los Corintios.

 

. Lo decía a una comunidad pequeña de cristianos, recién convertidos (unos 100 en Corinto, ciudad con más de medio millón). Y no obstante que fueran tan pocos y con el fervor de los recién convertidos ya tenían la tentación de no sentir que se necesitaban unos a otros para vivir y comunicar la fe. Por eso la insistencia de Pablo en repetirles que no pueden decirse uno a otro "no te necesito"; que ser cristiano significa ser parte de un cuerpo en el que todos los "miembros" son importantes y todos útiles porque todos se necesitan... No somos más importantes unos que otros en la Iglesia. No podemos pretender vivir el evangelio sin sentirnos en comunión con los demás, porque todos integramos y formamos en cuerpo Místico de Cristo.

 

. Esta comunidad (como en Corinto) la formamos personas diferentes… Pero esta diversidad (que nada facilitaba la convivencia), dice Pablo, que no debe servir de excusa para no fomentar la convivencia, la comunión; al contrario, estamos aquí porque en todos hay un mismo Espíritu. Y ese espíritu de Jesús (bautismo y eucaristía) debe impulsarnos a sentirnos unidos, hermanos, iguales... más allá de todas las diferencias. Y debe ayudarnos a dar luz en un mundo en el que hay tanta tiniebla, convencidos, en palabras del Salmo, que la Palabra del Señor es luz de los ojos, espíritu y vida. Solo podemos llevar a Cristo si, más allá de las palabras, ofrecemos y damos Vida, luz, esperanza.

. Precisamente Lucas, en el inicio de su Evangelio (tras recoger los testimonios orales y escritos para dar una enseñanza veraz que permanezca en el tiempo), nos presenta el Plan y Proyecto de Vida de Jesús de esta manera: Anunciar la Buena Nueva a los pobres, traer Libertad, Luz y Gracia. Un programa, que podemos hacer nuestro sintiéndonos llamados a poner en el mundo lo que El trajo. La Vida y Misión de Jesús, se tiene que ver en la vida y misión del cristiano:

La Vida. El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Jesús se siente invadido por el Espíritu de Dios, impregnado por su fuerza. Cristo es el Ungido.  Y los cristianos también. Es una contradicción llamarse cristiano y vivir sin ese Espíritu de Jesús.

La Misión. Me ha enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres, a los cautivos la libertad y a los ciegos la vista. Jesús se siente enviado y envía a los doce a sanar enfermos, con una palabra de Verdad, de Libertad, Luz, un gesto de Paz y de Perdón.

"La alegría del Señor es nuestra fortaleza".  Que así sea con la Gracia de Dios.

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