24 de diciembre de 2024

"Sucedió en aquellos días...".

El nacimiento de Jesús podría haber ocurrido de muchas maneras, pero ocurrió de un modo muy concreto, marcado por circunstancias que eran desde luego ideales. "Sucedió por aquellos días que el emperador," este censo coloca a María y a José ante circunstancias inesperadas que seguramente no habrían elegido nunca, ¿Quién quiere vivir el final de un embarazo en medio de caminos peligrosos y difíciles?  La presencia escondida de Jesús no evita a María y a José tener que doblegarse a la realidad tal como presente ante ellos y tener que hacer como los demás: "Iban todos, subió también José con María". Con la confianza en Dios se ponen en camino: la realidad misma le irá mostrando los signos necesarios.

 

Si miramos la historia de nuestra propia vida seguro que encontramos también distintas circunstancias que no esperábamos, de las que preferiríamos escapar…Cuando nos disponemos a acoger su sentido, el censo nos habla de todo aquello que no controlamos y que, sin embargo, puede ser cauce de vida y de crecimiento de forma insospechada. Para ello es necesario cultivar la capacidad de asombro de los niños, la inocencia de quien no sabe todo y se deja enseñar.

 

La Navidad nos conduce a los territorios más esenciales del ser humano, donde nos encontramos con nosotros mismos y con quienes caminan junto a nosotros.  Así descubrimos lo que significa ser humanos.  El día a día tiene un ritmo que se impone y nos dispersa; entre la saturación diaria podemos siempre aprender a parar, contemplar, asombrarnos… es el principio de la sabiduría. Momento de celebración, de alegría, pero también nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre las cosas más profundas de la vida que nos conectan a todos. Cuando nos detenemos y nos alejamos de las presiones diarias encontramos el espacio para vivir nuestras vidas con el corazón abierto, con amor, amabilidad, perdón… que es precisamente lo que caracteriza el espíritu navideño.

 

"Dios es tan grande que puede hacerse pequeño. Dios es tan poderoso que puede hacerse inerme y venir a nuestro encuentro como un niño indefenso para que podamos amarlo. Dios es tan bueno que puede renunciar a su esplendor divino y descender a un establo para que podamos encontrarlo y, de este modo, su bondad nos toque, se nos comunique y continúe actuando a través de nosotros. Esto es la Navidad".  Esta santa Noche celebramos el Misterio de un Dios que es Amor y se acerca a nosotros por caminos de sencillez y humildad, no de poder, de los criterios dominantes o de fuerza.

La historia de la Navidad nos invita a considerar las experiencias y sentimientos de los demás; por encima de todo nos anima a recurrir al amor, no al miedo. El amor que nos mostramos a nosotros mismos y el amor que mostramos a los demás; el amor que escucha con empatía, que es amable y comprensivo, que perdona y que brinda alegría y esperanza.; el amor que es la luz que puede brillar con fuerza en los momentos de más oscuridad ("Sobre los que vivían en tierra de sombras…, una luz brilló", dice el profeta). Es la estrella que siempre aparece…  Y nos recuerda eternamente que Dios no se ha encerrado en "su cielo" sino que se ha inclinado sobre las vicisitudes de las personas: un misterio grande que llega a superar toda espera posible. Dios entra en "nuestro tiempo" del modo más impensable: haciéndose niño y recorriendo las etapas de la vida humana, para que toda nuestra existencia, espíritu, alma, cuerpo sea justa, piadosa, austera… (San Pablo) pueda ser elevada a la altura de Dios.

 

Y esta Navidad se abren las puertas del Jubileo de la Esperanza.  Es un hecho relevante: ante el portal de Belén la invitación a la reflexión, el asombro, la conversión se hace más patente. Es un despertar en nosotros para caminar por la senda de la esperanza, con paso firme, a sabiendas de que ese Niño que nace guiará nuestro ánimo hacia las metas elevadas que nos llevan a ser más humanos y, por eso, más divinos ("No temáis", evangelio). Sintámonos "orgullosos" de celebrar la Navidad, la revelación histórica de Dios. Él es fiel y esta certeza puede conducirnos por los caminos de la justicia y la paz en este momento histórico tan complejo.  Nada nos conecta mejor con Dios: la vida, la luz, la dulzura, la paz, la dignidad de los seres humanos, la belleza sencilla, humilde… este gran Misterio, acogido con pureza de corazón…, es el que  nos salva.

Poema de Mossèn Joan Deulofeu, rector de la parròquia de Sant Pere de Terrassa:

 

Nadala, faig Pessebre

Fer un Pessebre,

és,

Fer un altar ple d'humanitat.

Fer un Pessebre,

és tastar,

la tendresa de Déu,

per el que es humà.

Fer un Pessebre,

és,

entre molsa, suro i figuretes,

dir amb tota senzillesa;

Que preciosa pot arribar a ser,

la condició humana.

Fer un Pessebre,

és, posar la Natura al Cor de l'Home,

i l'Home en el Cor de Déu.

Fer un Pessebre,

és, l'art senzill per dir,

alhora,

Esperança, Amor, Humanitat.

Fer un Pessebre,

és, perquè, ningú deixi de ser infant,

i amb ulls sorpresos,

que estrenen mirada,

poder sentir:

"Com ens estima Déu".

 

Que así sea con la Gracia de Dios. Santa y Feliz Navidad para todos.

 

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