5 de agosto de 2023

"Este es mi Hijo amado..."

DOMINGO XVIII TO-TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR-Dan 7, 9-10.13-14 - 2 Pe 1, 16-19 - Mt 17, 1-9

En el pasaje inmediatamente anterior al que hemos leído en esta fiesta de la Transfiguración Jesús anuncia su pasión y muerte.  Se avecinan días difíciles de vivir tanto para Él como para los discípulos. Y por eso se lleva a los tres discípulos más cercanos a la montaña, lugar de manifestación de Dios, para que hagan una experiencia que les quede dentro, les marque y les permita afrontar lo que vendrá.

En la montaña descubren a Jesús en toda su belleza y su Luz: es realmente el Hijo amado del Padre que he venido a culminar la Ley (Moisés) y los profetas (Elías). A su lado todo toma sentido y se siente una inmensa felicidad. Esta experiencia de Cristo transfigurado es como un adelanto de la glorificación final… experiencia de luz, de plenitud, de totalidad… en medio de un camino que nos es fácil de recorrer; momentos que quisiéramos eternos ("Es bueno estar aquí") y que un día lo serán, pero que en este mundo se alternan con otros momentos de oscuridad y sufrimiento que debemos saber afrontar con fe y coraje, como Jesús. La cruz asumida con amor, por amor, con confianza lleva siempre a la resurrección.

Este es siempre un mensaje de realismo y también de esperanza. ". No podemos quedarnos solo en las emociones, ciertamente necesarias, pero no suficientes. Es necesario "bajar de la montaña", volver allí donde está la vida concreta, las personas de cada día, las situaciones en las que nos movemos y en las que tenemos que "Escuchar" siempre al Señor. Su destino de muerte no es más que un camino hacia la gloria que les manifiesta anticipadamente a los suyos. Esa es la luz que ilumina el horizonte cristiano y que nutre la auténtica esperanza.

. Realidad y esperanza que la Iglesia está viviendo estos días en la JMJ que se celebra en Lisboa y concluirá este fin de semana. El Papa Francisco en sus mensajes y encuentros, dentro de un ambiente que podríamos llamar "de Tabor", de felicidad para miles de jóvenes en sus tiendas de campaña, recuerda a los jóvenes (y a todos) que es necesario "hacer creíble la fe a través de las decisiones, porque si la fe no genera estilos de vida convincentes, no hace fermentar la masa del mundo. No basta con que un cristiano esté convencido, debe ser convincente. Nuestras acciones están llamadas a reflejar la belleza del Evangelio".

Para ello, destacó la importancia de "recuperar el sentido de la encarnación" como "una de las tareas más importantes de los cristianos". Sin ella, dijo, "el cristianismo se convierte en una ideología; y la tentación de las ideologías "cristianas" es muy actual, es la encarnación la que nos permite asombrarnos por la belleza que Cristo revela a través de cada hermano y hermana, de cada hombre y mujer".

. Así, el Papa exhortó: "Este no es el momento de detenerse y rendirse, de amarrar el barco a la orilla o de mirar hacia atrás. No debemos escapar de este tiempo, sólo porque nos asusta, para refugiarnos en formas y estilos del pasado. ¡No! Este es el tiempo de gracia que el Señor nos concede para aventurarnos en el mar de la evangelización y la misión".

Una llamada clara a dejarnos "transfigurar" por Cristo, a vivir experiencias de adoración, de oración, de intimidad con el Señor; en ellas encontraremos la fuerza para seguir caminando, para transformar nuestra vida, mejorar nuestra familia y nuestras relaciones, para no estar encadenados a historias pasadas, aunque nos hayan hecho sufrir, para no perder la esperanza... Hay algo que construir, que llevar, que compartir. La frescura del evangelio de Jesús es permanente. Que así sea con la Gracia de Dios.

 

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