3 de marzo de 2023

"... Escuchadle".

. 2023. II DOMINGO CUARESMA-A- Gn 12,1-4/2 Tim 1,8-10/Mt 17,1-9

Hemos iniciado el camino cuaresmal de seguimiento del Señor; un tiempo propicio que la Iglesia nos ofrece para mirar nuestro interior y para experimentar, una vez más, que el camino de la vida, aunque no exento de dificultades, dudas y frustraciones, que tiene también sus cimas, sus montañas de transfiguración, esas experiencias que renuevan, marcan y empujan a seguir adelante.

Dos palabras invitaciones,  meditamos hoy: "Escuchar" y "Levantaos".

.  "Este es mi Hijo, el Amado, escuchadle…": Pedro hablaba demasiado, sin saber muy bien lo que decía. Y descubre que es más importante la palabra que debe escuchar que aquella que dice. Es necesario el silencio interior. En la montaña solo se escucha el silencio, un silencio poblado de una Presencia. Escuchar la Palabra quiere decir guardarla, dejarse conducir por ella, hacerla vida en uno mismo. Escuchar es fidelidad, confianza, compromiso. Y todas las palabras se van a resumir en una: la del "Hijo amado, predilecto. Escuchadlo":  su vida, sus gestos, sus palabras, sus enseñanzas, su testimonio y si entrega hasta la cruz.

 

Sin escucha no hay posibilidad de aprender del Maestro; sin escucha no es posible comprender lo que Dios nos pide en el contexto actual; sin escucha mutua en las comunidades eclesiales no podremos descubrir ni acertar el camino que nos pide el Señor; sin escucha cordial no es posible caminar juntos, comprendernos, aceptarnos, perdonarnos…. Por eso, creo que la escucha es una verdadera ascesis en estos tiempos, es un ejercicio que requiere de nuestro mayor esfuerzo. Eso nos conecta directamente con el mandamiento más importante del Antiguo Testamento: "escucha, Israel…".

. Levantaos, no temáis…: Y precisamente ese "levantaos" es lo primero que escuchan los discípulos de Jesús tras la voz del Padre. Un levantaos que es un ánimo a ponerse en camino, a hacer vida de esa experiencia de plenitud… con la prueba de que merece la pena ese camino. Un levantaos, que enlaza con la primera lectura de hoy y el mensaje de Dios a Abrahán para salir de su tierra hacia las promesas de vida que el Señor le tiene preparadas.

Todo el relato del evangelio presenta una serie de elementos simbólicos (montaña -revelación de Dios-, presencia en medio del pueblo -nube-, mediación de la Ley -Moisés- y los profetas -Elías-) que nos ayudan a entrar en una dinámica de continuidad y superación.  Meditando este texto, en el Sermón 78, San Agustín nos dice: "Desciende, Pedro. Querías descansar en la montaña, pero desciende, predica la palabra, insta oportuna e inoportunamente, arguye, exhorta, increpa con toda longanimidad y doctrina. Trabaja, suda, sufre algunos tormentos para poseer en la caridad, por el candor y belleza de las buenas obras, lo simbolizado en las blancas vestiduras del Señor".

 

Y es que el mensaje de Jesús es claro. Una experiencia religiosa no es verdaderamente cristiana si nos aísla de los hermanos, nos instala cómodamente en la vida y nos aleja de la escucha y el servicio a los más necesitados. Si escuchamos a Jesús, nos sentiremos invitados a salir de nosotros mismos, a vivir más atentos a la interpelación que nos llega desde las personas que acompañan nuestro camino o las acompañamos, en la vida. Que así sea con la Gracia de Dios.

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