19 de septiembre de 2020

".... Mis planes no son vuestros planes"

DOMINGO XXV TO -A- Is 55, 6-9 / Fil 1, 20-24.27 / Mt 20, 1-16

. "Que el malvado abandone su camino…, que se convierta al Señor y él tendrá piedad"; que hambriento reciba su alimento, que el cautivo sea liberado, que el odio sea desechado, que el género humano sea salvado, que todos tengan vida… vida en abundancia… vida eterna... "porque mis caminos no son vuestros caminos, vuestros caminos no son mis caminos", dice el Señor. El texto profético invita a un cambio de mirada sobre las cosas, a una manera nueva de comprender la realidad. El profeta anima a buscar a Dios, que se deja encontrar por un Dios cercano que, sin embargo, no se identifica totalmente con nosotros y que ofrece una novedad permanente a nuestra vida: vivir con esperanza en todos los momentos y circunstancias de la vida: en el exilio, en la pandemia, en el amanecer o en el ocaso de nuestra existencia. "Cerca está el Señor de los que le invocan".

. El evangelio insiste en esta idea de cambiar el modo de concebir a Dios y a la realidad. La situación descrita por la parábola es insólita: el propietario, tal como acordado con los primeros, paga por igual a todos independientemente del tiempo de trabajo realizado. Seguramente no busca rentabilidad económica sino ofrecer trabajo a cuantos más mejor. De hecho, provoca un conflicto cuando los últimos en llegar, que son los primeros en cobrar, reciben lo que se había apalabrado con los primeros que, lógicamente, esperan más al ver lo que han recibido los últimos. Una indignación lógica. Se siente perjudicados…

. La enseñanza: Dios no se rige por los patrones de la justicia humana. La justicia de Dios, según la Biblia, está ligada a la Alianza hecha con su pueblo.  Es inseparable de su misericordia y de su fidelidad que busca el bien, la salvación del pueblo, de la persona, no su fracaso. Por eso el mayor don que nos da es él mismo: conocerle, descubrirle en nuestra vida, trabajar en la viña (Reino). Dios es siempre mayor que nosotros en su amor, misericordia, en sus caminos. Conocer, amar, aceptar su amor, sea en el momento de la vida que sea, -unos antes, otros después-, es la paga; recibir el don de la fe en esta vida y la esperanza en la vida futura, la salvación eterna. Esto es un motivo de gozo tanto si lo hemos recibido desde pequeños y lo hemos mantenido con fidelidad a lo largo de la vida, hasta el final, como si lo hemos recibido en el atardecer de nuestra existencia y nos ha llenado de luz y de gozo.

. "Todo santo tiene un pasado; todo pecador tiene un futuro", aunque lo descubra en el último suspiro. Todos los que estamos aquí esta tarde hemos sido llamados e invitados a ir a la viña, a trabajar por el Reino; cada uno en un momento determinado de su vida y cada uno dispuesto a dar lo mejor de sí mismo… y todos recibiremos la paga de la salvación y el amor de Dios. La fe no es una ideología; es un don, un encuentro personal con el Dios que nos ha mostrado Jesucristo en su vida, evangelio, parábolas; es un acto de confianza en Aquel que nos ha llamado, invitado a trabajar por el Reino, a transformar nuestra historia, a dignificar nuestra vida, a ofrecer la salvación del pecado, del mal… siempre con una mirada trascendente, que va más allá de nuestros límites…

. Pablo, escribe desde la prisión, y les dice a los filipenses que lo único importante, mientras vivimos aquí, es que nuestra vida esté al servicio de Dios, en beneficio de los hermanos; lo más importante no es vivir o no vivir sin más, sino vivir o no vivir "una vida digna del evangelio de Cristo"; si es así, la muerte es el encuentro definitivo con Cristo, por eso, dice, "es una ganancia".  Que así sea con la Gracia de Dios.

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