18 de noviembre de 2022

"Soy rey"

2022. CRISTO REY -C- 2 Sam 5, 1-13/Col 1, 12-20/Lc 23, 35-43

.  Jesús que dice a Pilato: "Soy rey". Impacta su determinación, su valentía, su libertad suprema. Ha sido arrestado, llevado al pretorio, interrogado por quien puede condenarlo a muerte. En semejante circunstancia hubiera podido dejar que prevaleciera el derecho natural a defenderse, quizá buscando "arreglar las cosas", pactando una solución de compromiso. En cambio, Jesús no escondió la propia identidad, no camufló sus intenciones, no se aprovechó de un resquicio que Pilato le dejaba abierto para salvarlo.  Con la valentía de la verdad respondió: "Soy rey".

Asumió la responsabilidad de su vida: he venido para una misión y llegaré hasta el final para dar testimonio del Reino del Padre. Dijo: «Para esto he nacido y he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad» (Jn 18,37). Jesús es así. Vino sin dobleces, para proclamar con la vida que su Reino es diferente de los del mundo, que Dios no reina para aumentar su poder y aplastar a los demás, que no reina con los ejércitos y con la fuerza. Su Reino es de amor; "yo soy rey", pero de este reino de amor,  de quien da la propia vida por la salvación de los demás.

. El P. Maximiliano Kolbe asesinado en 1940 en el campo de concentración de Auschitz al ofrecer su vida a cambio de la de un padre de familia que iba a ser ejecutado, había escrito respecto a la fiesta de hoy: "Jesús no dijo "no" cuando Pilatos le preguntó si él era rey. Solo dijo que su reino no era de este mundo. Sabemos que los reinos de este mundo se basan en el poder. Un reino del mundo, que repose sobre el amor, es muy difícil de encontrar. El reino de Cristo está fundado sobre algo más profundo, sobre el amor, y llega hasta el alma y penetra en las voluntades. Por eso no es un reino que oprime. Jesús atrae las almas hacia sí por medio del amor".

La Palabra nos recuerda que:

. el Reino de Cristo es profundamente humano, se dirige al hombre, llega hasta el alma, por eso es un reino que no oprime, un reino de libertad; en él no hay cetros, ni joyas, ni títulos honoríficos, ni coronas doradas, pero está siempre el hombre que vale mucho más que todos los cetros. La fiesta va dirigida a los corazones: "Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino". "Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso".

. el Reino de Cristo no ofrece un régimen político ideal, sino que forma personas capaces de concebir mejores regímenes y sobre todo, capaces de comprometerse en la lucha por la justicia y el bien común: "Yo estoy en medio de vosotros como Aquel que sirve". Es un mensaje que va contracorriente. No se trata de ir contra alguien -que es la tentación de todos los días-, como hacen los victimistas que siempre cargan la culpa sobre los demás, sino de seguir las huellas de Jesús. Él nos enseña a enfrentarnos al mal con la única fuerza mansa y humilde del bien. Sin atajos, sin falsedad, sin doblez... hasta la cruz.

. Jesús es el centro de la historia, pero su reino no es de este mundo ni se construye con la espada, ni con el poder, ni con el dinero. Su Reino se construye con la entrega, la generosidad y la sencillez de vida; desde la Cruz ("Servir es reinar")

 

El Reino de Cristo se recibe como regalo; se instala en la vida de los hombres, pero no es un árbol ya hecho, sino una planta que crece. Por eso, los cristianos rezamos y pedimos que venga su Reino a nuestro mundo y vida; venga tu reino de amor entre los esposos, padres e hijos, hacia los más necesitados de atención, cariño, ayuda, ternura... guerra, terrorismo, violencia; lo pedimos y lo realizamos en la medida de nuestras posibilidades... No nos desanimemos en esta lucha. La flaqueza de la Cruz es la fuerza y el poder de Dios. San Pablo: "Por la sangre de la Cruz Dios reconcilió consigo todos los seres". Que así sea con la Gracia de Dios.

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