11 de febrero de 2022

"Dichoso quien ha puesto su confianza en el Señor"

2022.  DOMINGO VI TO -C- Jer 17,5-8/ Cor 15,12.16-30/Lc 6,17-26

. Jesús sube al monte para orar. Busca la comunión con Dios, trata de discernir su voluntad. Es una intensa experiencia de escucha profunda.  Al bajar de la montaña, habitado por esa fuerza que da vida, pronuncia las Bienaventuranzas. En el evangelio de Lucas se presentan cuatro a las que corresponden cuatro maldiciones.

. La bendición bíblica recae sobre el espíritu de desprendimiento, de bondad, de coherencia, de solidaridad y misericordia que expresa una actitud fecunda que acaba rodeada de amigos y de una felicidad profunda que llena el corazón del hombre. Frente a éste espíritu, "maldito", dicen los textos, el que confía solo en las seguridades, fuerzas y medios humanos. En el campo espiritual poner la confianza en las "cosas humanas" termina en fracaso,  por ello, el rico, el satisfecho, el que ríe y es alabado por todos, es llamado "maldito", no porque sea rico, satisfecho o ría... sino porque pone su seguridad en su riqueza, "en la carne", lo efímero, la fama, la alabanza humana, la apariencia; confía solo en sí y en sus posesiones, usa la inteligencia y los talentos solo para beneficio propio...por eso es "un cardo en la estepa" y "habita en la aridez del desierto", cerrado en sí mismo, seco y sin fruto.

. Las Bienaventuranzas son el retrato de Jesús, el rostro del Señor. No son solo mandamientos o preceptos legales; no habla Dios entre rayos y truenos; es un rostro, el de Cristo y el de quien tiene al Señor en su corazón. Las Bienaventuranzas, "corazón del evangelio, son la guía, los na­vegadores de la vida cristiana. Y, desde luego, no se trata de alegrarse por ser pobre, o por estar hambriento, o por llorar; tampoco de resignarse. ¡Dios no lo quiere! La dicha, el gozo, que brota de las Bienaventuranzas tiene su base en que Dios está al lado de aquellas personas que se despojan de lo que les impide ser ellas mismas y sienten que el Reino de Dios les pertenece aquí y ahora. La pobreza, las lágrimas pueden, deben encontrar consuelo aquí, unidos al Señor. Manos Unidas nos lo recuerda cada año en su Campaña para hacer realidad ese reino de justicia para todos.

. La cuarta bienaventuranza va dirigida a los discípulos perseguidos, incluso odiados, "a causa del nombre de Jesús". Si somos fieles, si mantenemos nuestro corazón puro y misericordioso; si hacemos el bien en nombre de Jesús,  la persecución no ha de ser motivo de tristeza, al contrario, "de gozo en el Señor". Pero si somos denunciados por no ser coherentes, por no dar ejemplo, por no proteger y cuidar a los más sencillos… entonces tenemos que arrepentirnos, pedir perdón y asumir las consecuencias de nuestros actos ante la Iglesia y la sociedad.  Nuestro gozo ha de ser cumplir la Ley del Señor; nuestra vergüenza incumplirla, especialmente los pastores.

. La Iglesia no ha de oponerse nunca a la búsqueda de la verdad en su propia comunidad y en todos los ámbitos de la vida social; ha de denunciar el mal en cualquiera de sus formas, también a nivel interno, y ha de cuidar en todos los sentidos a sus hijos. Esta es la Iglesia que camina en la historia, que confía en el Señor, que no teme al mundo cuando hunde sus raíces en el Evangelio; que se hace merecedora del respeto de los creyentes y no creyentes, por su vida santa y purificada. Miremos hoy en qué o en quién ponemos nuestra confianza y por qué caminos buscamos la felicidad. Que solo en Dios y en su Gracia, sea. Amén

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