14 de noviembre de 2020

"Tuve miedo... y lo escondí..."

2020. Ez 34,11-12.15-17 - 1 Cor 15, 20-26a.28- Mt 25, 31-46

 

. El mensaje de Jesús en la parábola es claro: No a una vida estéril, sí a la respuesta activa a Dios. No a la obsesión por la seguridad, sí al esfuerzo por transformar el mundo. No a la fe enterrada bajo el conformismo, sí al trabajo comprometido en abrir caminos al reino de Dios. Lo más grave puede ser que, lo mismo que le sucedió al tercer siervo de la parábola, también nosotros creamos que estamos respondiendo fielmente a Dios con nuestra actitud conservadora, cuando estamos defraudando sus expectativas. El principal quehacer de la Iglesia hoy es, conservando lo mejor del pasado, aprender a comunicar la Buena Noticia de Jesús, su Luz, en una sociedad sacudida por cambios socioculturales sin precedentes.

. No valen excusas ante la falta de compromiso de nuestra fe. Hay muchas personas que esperan que les mostremos con gestos concretos el rostro solidario del Dios en quien creemos.  Todo ser humano que sufre interroga nuestra fe y nos ha de comprometer en lograr una sociedad más humana y mejor para todos. Es necesaria la prudencia, pero hay que evitar la insensibilidad o indiferencia. Debemos "conservar" lo fundamental de nuestra fe, tradiciones y buenas costumbres; que debemos conservar la gracia, la vocación, la fidelidad… pero "conservar" no puede ser sinónimo de inactividad… al contrario… todo se conserva mejor con la apertura al Espíritu que recrea y hace nuevas todas las cosas.

. Empobrece cerrarse en el propio corazón, enriquece abrirse, cada cual según sus posibilidades al amor de Dios y a los hermanos. Por eso cuando Jesús afirma que "al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener" no está invitando al consumo sino a la generosidad que nace de la entrega y la donación sencilla de lo que uno es y tiene, con la mejor voluntad de hacerlo. La belleza mayor es la generosidad que tenemos que vivir en el presente, ahora, porque este es nuestro tiempo y cada momento es una ocasión especial para hacerlo. Lo que no se da se pierde. Dios nos ha creado como personas amadas y capaces de amar, nos creó para la armonía y la comunión, capaces de crear, cuidar…. Solos no vamos a ninguna parte; necesitamos relaciones significativas en nuestra vida, compartir, amigos de verdad… sentir que formamos parte de una familia, una comunidad… que estamos a gusto juntos, hablamos, escuchamos, celebramos y lo hacemos mirando también al exterior, a los otros…

 

. Santa Teresa, gran mujer, al inicio de su gran reforma del Carmelo que tantos dolores de cabeza la costó decía: "me determiné a hacer eso poquito que yo puedo y es en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda perfección que yo pudiese y procurar que estas poquitas que están aquí -se refiere a las monjas que la siguen-  hiciesen lo mismo...".

 

. Que no se nos escape el tiempo entre las manos, que no lo perdamos, sin hacer nada constructivo, nada que lleve paz, consuelo y alegría a los demás. Que no vivamos un día y otro, sin dar trascendencia a nuestras vidas, sin emplearnos a fondo en las cosas realmente importantes. Hacer fructificar los talentos significa saber aprovechar bien el tiempo para "en todo amar y servir" (S. Ignacio), es decir, alabar y bendecir al Creador y ayudar a nuestros hermanos.  Que así sea, con la Gracia de Dios. 

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