20 de junio de 2020

"No tengáis miedo"

2020. XII DOMINGO TO -A- Jr 20, 10-13 / Rom 5, 12-15 / Mt 10, 26-33

. “El Señor es mi fuerte defensor”, proclama Jeremías en un contexto de persecución.

. “No tengáis miedo” nos dice Jesús tres veces en el evangelio de hoy.

 

. Ambas reflexiones pueden situarse en el contexto de la misión profética y del anuncio del reino de Dios. Jesús dice a sus discípulos: id, enseñad, curad, limpiad…, proclamad a todos la Buena Noticia del Reino; sed coherente y mostrad la bondad de Dios,

 

. De hecho, Jesús, profundamente realista, no niega jamás que en el camino hay momentos difíciles, duros, complicados…; es así la vida y hay que afrontarlo, en muchas ocasiones se ha de remar contracorriente y, aun haciendo el bien, soportar incomprensiones…

 

. Sin embargo, y asumiendo esta realidad, aceptando que el miedo es humano, no podemos permitir que nos paralice, que nos encadene, que nos impida continuar nuestra vida y nuestra misión… 

Nada ni nadie podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nada ni nadie podrá quitarnos jamás el “tesoro” de la libertad interior, la última libertad que tenemos: la de elegir y seguir el propio camino en la vida, acorde a lo que somos, creeos, esperamos…

 

. Sabemos de quien nos hemos fiado: la Providencia de Dios, no un viejo y caprichoso destino, guía nuestra vida y nuestra historia. Tenemos que ser humildes para reconocernos en nuestra humanidad ante Dios y grandes para hacer cuando esté en nuestra mano por vivir nuestra dignidad de hijos.  “Valemos más que muchos pajarillos”. 

 

.  Decía Sto. Tomás Moro: “Nadie tiene derecho a esperar ir al cielo por un camino alfombrado de rosas, porque no fue ese el camino seguido por Jesús. Su camino estuvo alfombrado de espinas y cruzado de dolores. El siervo no puede pretender tenerlo más fácil que su Señor”.  No tengamos miedo, no, pues los que persiguen a los discípulos de Jesús podrán matar el cuerpo, pero no el alma ni la libertad interior. No tengamos miedo, pues el mismo Jesús, ante su Padre, dará testimonio de nosotros si nosotros le hemos sido fieles.

 

. Que la experiencia vivida de dolor, cercanía, vulnerabilidad, esperanza… nos haga a todos más humanos, mejores personas. “Lo propio del verdadero creyente no es la cobardía, es la audacia”.  Caminamos siempre con confianza. Que así sea con la Gracia de Dios.

 

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