9 de marzo de 2024

"Tanto amó Dios al mundo..."

DOMINGO IV CUARESMA -B-Cr 36,14-16.19-23/Ef 2,4-10/Jn 3,14-21-II

 

. El tema es que, a lo largo de la historia, también personal, se repite la verdad de las palabras del evangelio: "El juicio es este: que la luz vino al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas porque sus obras eran malas". La pregunta de fondo es: Si la Luz nos permite ver, ilumina el camino, descubre las dificultades, facilita el reconocimiento mutuo, nos descubre en nuestra identidad más profunda y, por tanto, más humana… ¿por qué tenemos miedo a la luz? Si la luz es bien, belleza, transparencia, claridad… ¿por qué preferimos la oscuridad, la noche? Si la luz de la verdad, de la historia nos permite descubrir las consecuencias de caminar en la oscuridad, el odio, la violencia, la guerra… ¿Por qué no aprendemos? ¿Por qué somos incapaces de mirar a la cruz y encontrar en ella un signo de salvación?

 

. Por su amor infinito ha enviado a su Hijo al mundo para que, quién crea en Él, tenga vida eterna. Y quienes creen, son los hijos de la luz que hacen obras buenas, las obras del Reino de Dios. El Hijo no ha venido a juzgar, ni a condenar a nadie, sino a ofrecer su vida por la salvación de todos. Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo, dice el texto bíblico. Es decir, en este lugar amado por Dios se pueden realizar las obras de la luz o las obras de las tinieblas y eso depende de los seres humanos que creen en Jesús, su Palabra, su modo de vivir, o no creen en Él, mostrándolo en su rechazo a lo que dijo e hizo. Ese es el mundo marcado por el pecado, un mundo que a veces nos asusta… pero es nuestro mundo…existe la cara y la cruz; no hay plenitud sin sombras…

 

. "¡Multiplicaron las sus infidelidades, aberraciones, profanaciones, burlas de los profetas… hasta la destrucción total y la deportación a Babilonia…" y, sin embargo, ¡Dios envía a Ciro, un pagano a levantar el templo! Dios permanece fiel, actúa con justicia y misericordia. Israel vivirá deportado en Babilonia, pero nunca será desterrado del corazón de Dios...  que siempre abre caminos de retorno. Y el pueblo volverá a la tierra prometida y caerá de nuevo en la infidelidad y la oscuridad, se dejará seducir por tantos atractivos del mundo… y Dios seguirá mostrando su misericordia.

 

. Porque el mundo también ha sido abrazado por su amor. Cada vez que los seres humanos crean espacios de diálogo visibilizan la necesidad de comunión. Cada vez que se vive concretamente la caridad solidaria, se dignifica al prójimo. Cada vez que se perdona de corazón, se gestan estructuras de reconciliación. Cada vez que se defienden los derechos humanos, se reafirma la dignidad humana y la fraternidad universal. A este mundo seducido por el mal, pero abrazado por un amor misericordioso, Dios "entregó a su Hijo único para que todo el que crea en él no muera, sino que tenga Vida eterna" (Jn 3, 16).  Renovar la fe en Dios, en su salvación, en la persona, en nosotros mismos para no cansarnos jamás de plantar, como tantas personas buenas que nos han precedido y nos acompañan, semillas de luz y de verdad…

 

. Nos lo tendríamos que recordar a menudo: "Por pura gracia estáis salvados", mediante la fe que es un don de Dios. El amor que le debemos a Cristo es un amor de gratitud:  Él nos amó primero y nosotros acogemos agradecidos y compartimos este amor. Salvados no por nuestros merecimientos sino por su Gracia manifestada en la  Cruz,  signo de Vida y de bendición. Mirarla con fe nos transmite paz y la reconciliación que necesitamos.  Que así sea con la Gracia de Dios.  

 

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