22 de julio de 2023

"El justo debe ser humano"

XVI TO –A-  Sab 12, 12.16-19 / Rom 8, 26-27 / Mt 13, 24-43

 

Son muy hermosas y consoladoras las palabras del libro de la Sabiduría: "Tu fuerza es el principio de la justicia… tu señoría sobre todo te hace ser indulgente con todos… juzgas con moderación… enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano y diste a tus hijos una buena esperanza… pues concedes el arrepentimiento a los pecadores".  Perdonad que haya repetido las palabras que acabamos de escuchar, pero encierran una gran enseñanza, desarrollada también en el evangelio de Mateo. Dios nos ha otorgado la dignidad de ser hijos y nos ofrece el camino para vivir como tales asumiendo al mismo tiempo la realidad pecadora sí, pero abierta siempre a la misericordia. Por eso la religión, nuestra religión, es siempre un camino de vida y de amor, de esperanza, nunca de muerte.

 

El mal existe, crece en el mundo, se manifiesta, se "confunde" en ocasiones con el bien, se "disfraza" para engañarnos; existe la cizaña entre la buena semilla sembrada, es una "realidad misteriosa" que nos tienta con promesas halagadoras para que nos apartemos de Dios, del bien o incluso para que creamos "ya perfectos", "ya santos". Jesús cuenta siempre con gran realismo la presencia y la fuerza del mal ya desde lo profundo del corazón de la persona. Por eso recuerda que el crecimiento del Reino, de su amor, no es una marcha triunfal en el mundo ni en la historia, sino que convivirá siempre con las fuerzas disgregadoras del mal y de la división, contra la que hay que luchar, tanto a nivel interno como social.

Siempre existirá la tentación del "purismo" que quisiera aniquilar todo lo que es la cizaña para que solo quede el buen trigo, pero actuando así, nos recuerda la parábola, se corre el riesgo de echar a perder también la buena semilla, guiados solo por nuestro criterio. Por eso la parábola invita a dejar en manos de Dios el juicio último cuando sea el momento oportuno. En cualquier caso, nos toca asumir nuestras experiencias de gracia y también de miseria, dejarnos transformar por la misericordia y la paciencia de Dios que es un regalo que todos necesitamos y hacer siempre el bien para que sea más fuerte, y lo es, que la cizaña que nos enreda en la vida.   Nuestra vocación es la santidad que nos es dada por la misericordia de Dios, tal como Jesús nos enseña: la paciencia de Dios hace posible la conversión y la fidelidad; sólo Él conoce bien los tiempos, siendo "clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal". En este camino San Pablo nos recuerda que "el Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad".  Dios mismo va sanando nuestra propia cizaña; no sintamos miedo de mostrarnos tal y como somos; no somos superhéroes; necesitamos la fuerza sanadora y renovadora del Espíritu para ser un buen trigo en un mundo lleno de tantas heridas.

. Hoy se celebra la III Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, vísperas de la conmemoración de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús. El Papa recuerda que, "la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores quiere ser un pequeño y delicado signo de esperanza para ellos y para toda la Iglesia". El lema es: "En el encuentro entre jóvenes y ancianos Dios nos da su futuro".

 "Son los ancianos quienes nos transmiten la pertenencia al Pueblo santo de Dios. Tanto la Iglesia como la sociedad los necesita. Ellos entregan al presente un pasado necesario para construir el futuro. Honrémoslos, no nos privemos de su compañía y no los privemos de la nuestra; no permitamos que sean descartados", escribe el Papa. Que así sea con la Gracia de Dios.

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