7 de mayo de 2022

"Yo les doy la vida eterna"

IV DOMINGO PASCUA -C- 1-  Hch 14,21-27/Ap 21,1-5/Jn 13,31-35 – II

 

. IV Domingo de Pascua- Domingo el Buen Pastor. Hoy se proclama siempre una parte del capítulo 10 de San Juan, discurso en el que Jesús, en las inmediaciones del Templo, se proclama Buen Pastor. Es un pasaje corto pero significativo que nos enseña que:

 

. Jesús, buen pastor, no es un asalariado a quien los suyos le son indiferentes. Jesús invita a un seguimiento que no es frío e impersonal. Ofrece su amistad en la misión; entrar en diálogo porque "el corazón de la amistad es crecer en el encuentro" (Rilke). Conocer, en hebreo, implica además amar, desear el bien de la persona, sentir afecto por ella, en el fondo generar esa confianza básica que sustenta la relación con Dios y la relación de amistad entre las personas ("Mis ovejas conocen mi voz… y me siguen")

 

. Jesús, buen pastor, se desprende de su vida por las ovejas; es otro resumen de aquel que no vino "a ser servido sino a servir". En palabras de Ap: "...ya no pasarán hambre ni sed, no las hará daño el sol ni el bochorno...será su pastor y les conducirá hacia las fuentes de agua viva". La vida eterna es la misma vida de Cristo, presente en nosotros por el bautismo y por la gracia, que será plena más allá de la existencia terrena, pero va creciendo ya aquí cuando mantenemos viva la fe y vivimos las actitudes de entrega generosa a los hermanos ("Yo les doy la vida eterna").

 

. Jesús, buen pastor, llama a todo hombre, no quiere que ninguno se pierda; deja a las noventa y nueve y se va en busca de la perdida y descarriada. "No se perderán jamás, nadie me las arrebatará de la mano": ningún poder está por encima de Dios. Sólo y únicamente el hombre, en su libertad puede escaparse y rechazar el cuidado de Cristo, buen pastor, y sustraerse de las manos bondadosas del Padre.

 

. Por último, Jesús, buen pastor, afirma: "Yo y el Padre somos uno", para recordarnos que en Él se nos manifiesta la bondad y la misericordia de Dios para con nosotros, que "quien me ha visto a mí ha visto al Padre". Una llamada a la unidad de la propia vida, en Dios, frente a las divisiones interiores que, en ocasiones, nos destruyen.

. Este domingo del Buen Pastor celebra la Iglesia la Jornada de Oración por las Vocaciones a la Vida Consagrada y sacerdotal. El Papa, en su mensaje, nos recuerda la dimensión universal de la vocación cristiana como "Llamada a edificar la familia humana". Dice un proverbio del Lejano Oriente: «Un sabio, mirando un huevo, es capaz de ver un águila; mirando una semilla percibe un gran árbol; mirando a un pecador vislumbra a un santo». Así nos mira Dios, en cada uno de nosotros ve potencialidades, que incluso nosotros mismos desconocemos, y actúa incansablemente durante toda nuestra vida para que podamos ponerlas al servicio del bien común.

Toda vocación en la Iglesia, y en sentido amplio también en la sociedad, contribuye a un objetivo común: hacer que la armonía de los numerosos y diferentes dones que sólo el Espíritu Santo sabe realizar resuene entre los hombres y mujeres. Sacerdotes, consagradas, consagrados y fieles laicos caminamos y trabajamos juntos para testimoniar que una gran familia unida en el amor no es una utopía, sino el propósito para el que Dios nos ha creado".

. Pablo y Bernabé "llenos de alegría y Espíritu Santo" predican a todos con la palabra y el ejemplo. Que los sacerdotes y religiosos, por ser más directos predicadores de la Palabra, sean ejemplo de santidad para todos y acompañen a las personas en el camino de su vida dando siempre la Luz del Señor, fortaleciendo la fe y la esperanza… y todo, según el corazón de Jesús. Y que Él nos conceda nuevas y santas vocaciones. Que así sea con la Gracia de Dios.

No hay comentarios: