1 de febrero de 2025

2025. PRESENTACIÓN DEL SEÑOR – Mal 3, 1- 4; Hb 2, 14-18; Lucas 2, 22-40

Comparto tres pensamientos en la fiesta de hoy, siguiendo al papa Benedicto XVI:

 

. El primero: la Luz, símbolo fundamental que, partiendo de Cristo, se irradia sobre María y José, sobre Simeón y Ana y, a través de ellos, sobre todos. Los Padres de la Iglesia relacionaron esta irradiación con el camino espiritual, el amor por la belleza divina, el reflejo de la bondad de Dios. La Luz emana de Cristo y nosotros nos dejamos envolver de esa luz para transformar nuestras vidas e iluminar a nuestros hermanos. En el encuentro entre el anciano Simeón y María, joven madre, el Antiguo y el Nuevo Testamento se unen de modo admirable en acción de gracias por el don de la Luz, que ha brillado en las tinieblas y les ha impedido que dominen: "Cristo Señor, luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo Israel" (cf. Lc 2, 32).

 

. En segundo: el don del Espíritu Santo. Simeón y Ana, contemplan al Niño Jesús, vislumbran su destino de muerte y de resurrección para la salvación de todas las naciones y anuncian este misterio como salvación universal. Lucas destaca más de una vez que eran conducidos por el Espíritu Santo. De Simeón afirma que era un hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel, y que "el Espíritu Santo estaba con él"; dice que "el Espíritu Santo le había revelado" que antes de morir vería al Cristo, al Mesías; y por último que fue al Templo "impulsado por el Espíritu". De Ana dice luego que era una "profetisa", es decir, inspirada por Dios; y que estaba siempre en el Templo "sirviendo a Dios con ayunos y oraciones". Estos dos ancianos están llenos de vida porque están animados por el Espíritu Santo, dóciles a su acción, sensibles a sus peticiones… Como ellos, estamos llamados a vivir la primacía de Dios en las diferentes circunstancias de la vida.

 

. En tercer lugar: la sabiduría de Simeón y Ana. La sabiduría de una vida dedicada totalmente a la búsqueda del rostro de Dios, de sus signos, de su voluntad; una vida dedicada a la escucha y al anuncio de su Palabra. ¡Toda sabiduría de vida nace de la Palabra del Señor!  Lucas subraya que la Virgen y san José que querían cumplir lo que estaba prescrito por la Ley del Señor. Se entiende, casi se percibe, que los padres de Jesús tienen la alegría de observar los preceptos de Dios, la alegría de caminar en la Ley del Señor. Esto no es un hecho exterior, no es para sentirse bien. Es un deseo fuerte, profundo, lleno de alegría: "Tu ley será mi delicia (dice el Salmo 119, 14.77).

 

Luz, Espíritu, Sabiduría para entender que, en palabras de Simeón, Jesús "será un signo de contradicción", provocará reacciones diferentes y así quedará de manifiesto lo que sucede en el corazón humano. Es el misterio de la libertad personal por la que cada uno se posiciona ante la santidad, las enseñanzas, la luz, el bien o el mal. Jesús fue perseguido en su tiempo y sigue siéndolo por quienes lo consideran una "amenaza" que interfiere en su modo de vida o sus intereses. Vivimos marcados por una pluralidad radical, por una progresiva marginación de la religión de la esfera pública, por un relativismo que afecta a los valores fundamentales. Esto exige que nuestro testimonio cristiano sea luminoso y coherente y que nuestro esfuerzo educativo sea cada vez más atento y generoso para mostrar el "esplendor de la verdad y la belleza" y conducir a las personas hacia la "vida buena del Evangelio". Nos toca ser testigos de esta verdad que creemos en un mundo que nos rodea de cierta oscuridad e increencia. Aquí estamos llamados a vivir el verdadero encuentro con el Señor que se nos manifiesta "parecido en todo a sus hermanos". Que así sea con la Gracia de Dios.

No hay comentarios: