3 de febrero de 2024

"...¡ay de mí, si no evangelizara!"

2024. DOMINGO V T.O. -B-   Job 7,1-4.6-7/1Cor 9,16-19, 22-23/Mc 1,29-39

. Pablo afirma en la Palabra de hoy: "el hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo... me han encargado este oficio y ¡ay de mí si no evangelizara!". Él, siendo libre se "hace esclavo de todos para ganar a los más posibles".  Como verdadero apóstol se encarna en la realidad de la vida de cada día, haciéndose débil con los débiles, pobre con los pobres, humilde con los humildes; se acomoda a las diversas situaciones y esto le da la máxima libertad frente a prejuicios y normas…en el seno de la comunidad. La enseñanza es clara: el verdadero apóstol es aquel que trata de hacerse todo para todos para ganarlos a todos para Cristo... y movido por la fidelidad al Evangelio.  

. El ejemplo para vivir así nos lo ofrece Jesús. El evangelio nos recuerda la cercanía de Jesús para responder a las diversas necesidades de las personas. La mirada de amor de Jesús convierte al pecador y cura al enfermo.  En Jesús no se contradicen la afir­mación de la verdad, con toda su exigencia, y la acogida de la persona enferma o de las que aún está distante de vivir con­forme a esa verdad. Jesús daba tiem­po y, sobre todo, se daba a sí mismo para que ese camino de conversión fuese posible. Siempre estamos llamados a "tomar de la mano a las personas y ayudarlas a recorrer su propio camino" se encuentren dentro de casa, como la suegra de Pedro o en los caminos de la vida como los enfermos que le esperan a la puerta.

 

. Jesús sabía acoger a los enfermos con afecto y despertar su confianza en Dios, perdonar su pecado, aliviar el dolor y… sanar su enfermedad. La actuación de Jesús ante el sufrimiento humano siempre será para todos nosotros el ejemplo a seguir en el trato a los enfermos, porque la enfermedad es una de las experiencias más duras del ser humano. No sólo sufre el enfermo que siente su vida amenazada, sino todos los que comparten su vida.

 

. No hay que olvidar un detalle del texto: Jesús "se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar". Es lo primero que hacía al despuntar el día. Para Jesús lo primero era la relación con el Padre, aquí está el secreto de su entrega, de su ministerio; la fuente y el origen de su autoridad y del poder sobre el mal. Toda la actividad de Jesús nace de su conciencia filial y tiene como fin la gloria del Padre que es la vida de la persona. De hecho, todas las curaciones y la expulsión de demonios tienen la finalidad de atraer a todos para parti­cipar de esa relación con el Padre, en una nueva y definitiva relación filial. Por ello es tan importante para nosotros hoy y siempre no descuidar nuestra vida interior, para no caer, al final, en el cansancio y el desánimo, el desgaste o el vacío interior.

 

. Necesitamos alimentar la fuerza espiritual necesaria para afrontar los problemas y dificultades de la vida; cuidar más la comunicación con Dios: el silencio, la oración, la lectura de la Biblia, la meditación…No se trata de hablar mucho de Dios sino hablar mucho con Dios y escuchar su Palabra; de descansar de tantos afanes en la presencia de Dios; de llenarnos de su paz. Hacerlo no es perder el tiempo; es ganar tiempo y vida; calidad en la acción y en el trato con las personas. Si nos cuidamos "por dentro" se nota "por fuera".  Es el testimonio de tantos que, como Jesús, "viven para los demás", "dan la mano..." "cogen en brazos..." … porque saben también "retirarse a orar". Que así sea con la Gracia de Dios.

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